¿Qué hacer con las malas referencias laborales?

Publicado en: Noticias el sábado, 24 mayo 2014 por:

referencias laborales

El ser despedido es una de las experiencias más dolorosas y traumatizantes de la existencia. Estudios laborales realizados en los Estados Unidos han demostrado que el momento del despido es uno de los ocho más difíciles de la vida. Da igual que el mismo haya sido injusto o se haya debido a un comprensible recorte de personal.

Esto se debe al hecho que se experimenta como cualquier otro rechazo. La persona se culpa así mismo, se siente fracasada y, naturalmente, esto produce una profunda depresión.Si, además, conlleva que quede totalmente sin entradas, por ejemplo, para pagar la renta, la preocupación se hace mayor.

Aunque la mayor parte de la gente recibe su cesantía cuando menos la espera, muchas veces las señales de alarma pueden advertirse con alguna anterioridad: los compañeros de trabajo empiezan a criticar el mismo trabajo que antes alababan, y dirigirse a una en tono hasta despectivo. Cuando eso ocurre, es hora de comenzar a buscarse otro empleo, y tratar mientras tanto de controlarse el carácter.

El asunto es difícil. Cuando se comienza a advertir un mal ambiente alrededor, ganas dan de ir a hablar directamente con el jefe y exigirle que ponga las cartas sobre la mesa. Y cuando a uno la despiden injustamente, o con una justificación a las claras falsa o absurda, contener los deseos de decir todo lo que se siente constituye una heroicidad. Pero es necesario controlarse, reflexionar aunque sea un instante sobre el futuro.

Naturalmente, un despido hace temer sobre las opiniones que tiene el ex jefe con respecto a uno y que probablemente pueda suministrar a un patrón potencial. Pero contra estos peligros también existen sus pequeños trucos defensivos:

• Antes de marcharse, hable con el ex jefe y pregúntele qué referencias piensa dar sobre uno.

• Si él ratifica su mala opinión, trate de disuadirlo para que, al menos, dé una referencia neutral.

• Si a pesar de todo le queda duda, haga que algún amigo llame por teléfono al ex jefe, haciéndose pasar por el patrón potencial, para pedirle referencias sobre usted. De esa forma sabrá a qué atenerse.

• Si está convencida de que las referencias serán malas, procure obviar toda conversación sobre el trabajo anterior en la entrevista de trabajo actual. O mencionarlo, pero sólo de pasada y cuando ya se haya hablado de cosas más sustanciales (positivas para usted), como su «afinidad con las tareas», etc.

• Si de todas formas sabe que llamarán para pedir referencias, mencione el problema. Pero sólo ligeramente, en forma de «tuvimos un pequeño malentendido», o eventualmente trate de neutralizar la importancia del mismo echándose la culpa, pero minimizándola con comentarios como «yo creo que ese no era un trabajo para mí» o algo por el estilo. Pida también que soliciten referencias adicionales con algún compañero de trabajo o supervisor que sepa que tiene una buena opinión de usted.

Sobre todo, el miedo a las malas referencias no debe resultar tan paralizante que nos imposibilite buscar un nuevo trabajo. Es posible que la primera y la segunda vez nos agradezcan y nos rechacen, pero casi todo el mundo  ha sido despedido alguna vez sin que ello le haya impedido encontrar un nuevo trabajo.

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