¿Cómo reconocer cuando está en riesgo nuestro trabajo?
El mundo laboral a cada momento se hace más competitivo, por eso es necesario estar atento a todas las señales, especialmente a aquellas que nos indiquen que nuestro puesto puede estar en juego.
Según estudios, las principales causas de despido en las organizaciones suelen ser las necesidades propias de la empresa ante situaciones puntuales, como por ejemplo fusiones o crisis, y por el rendimiento de los trabajadores medido en productividad o cumplimiento de metas.
Estos motivos, aunque subjetivos algunas veces, no siempre desencadenan en un despido inmediato. Por el contrario, en la mayoría de las ocasiones la decisión se conoce tras meses de estudio de todos quienes laboran en la compañía. El caer en el rango de “prescindible” suele responder a actitudes propias y constantes en el tiempo, así que atención.
Para los estudiosos de los temas laborales existen ocho pistas que nos pueden indicar que estamos siendo mal evaluados en nuestro desempeño y por ende arriesgamos perder nuestro empleo al primer cambio de escenario o pérdida de paciencia de nuestros superiores.
Solución: cambio de actitud
La primera señal es sin duda la reducción de responsabilidades. Si tu campo de acción dentro de la empresa es cada vez menor, si no se te asignan nuevas tareas o ya no eres invitado a las reuniones, es prudente que enciendas tus alarmas porque algo puede estar pasando con tu desempeño.
Otro indicio puede ser la asignación de labores de poca importancia. En este caso la lectura más acertada es que ya no se te ve como parte del equipo, por lo que tu trabajo se reducirá a acciones sin trascendencia para la compañía.
El saber que se buscan profesionales para el mismo puesto que ocupas, también puede ser un dato muy decidor del momento laboral que vives. Si a eso le sumas que no has sido informado de una aumento en la plantilla es justo que te preocupes por las consecuencias que esto podría traer para ti.
Si las relaciones con tu jefe o tus compañeros no son las mejores podrían desencadenar en tu alejamiento de la organización. En todo empleo es bueno mantener una actitud conciliadora y evitar los conflictos, pues si eres el responsable del agrietamiento del clima laboral, es obvio que la decisión para volver al equilibrio será despedirte.
En todos los casos anteriores la solución no pasa por el enfrentamiento, sino por el volver a recuperar la confianza de tus pares y superiores. Un buen consejo es que la decisión de enfrentar el tema surja de uno mismo, estableciendo plazos y metas. Con eso das a entender que estás interesado en trabajar por revertir la situación.
Necesidad de la empresa
Un poco más alejado de nuestro control, están los otros cuatro escenarios que podrían derivar en la pérdida del empleo. Ante una restructuración o cambios, lo primero es reducir gastos, aumentando las posibilidades de reducción en el número de empleados o en la externalización de los servicios.
Los malos resultados de la empresa también crean un contexto de riesgo. la compañía se puede ver obligada a despedir trabajadores pese a que sean buenos profesionales. Algo parecido puede ocurrir en el caso de que la entidad sea adquirida por otra más grande. Es común que los nuevos dueños lleguen con equipos de su confianza a hacerse cargo de lo que han comprado.
Finalmente en las fusiones se suele dar la dualidad de puestos. Hay que entender que en estas situaciones siempre existe una organización más poderosa por lo que no debe extrañar que sean sus empleados los que prevalezcan a la hora de decidir quienes se quedan y quienes se van de la nueva entidad.
Enfrentado a cualquiera de los cuatro puntos anteriores lo recomendable es activar tu red de contactos e iniciar la búsqueda de un nuevo empleo. Lamentablemente serán las necesidades de la empresa las que tomen la decisión final, sin importar mucho tu desempeño anterior.